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Más allá del Centauro y el Bicentenario se su Nacimiento.

“…Sus guerrilleros fueron llamados Centauros, y el nombre de su jefe, imponente jinete de seis pies de estatura, se convirtió para el enemigo en sinónimo de terror…”. (Luis Guzmán Palomino)
Hacía tiempo quería escribir sobre uno de los seres humanos que más admiro y hoy madrugo inspirado en ello. ¡Se cumplen 200 años de su nacimiento y 137 años de la Batalla del Alto de Alianza en Tacna, casi 60 años de diferencia… edad en que el Centauro de Las Vilcas retomó las armas… qué tal caballerazo!!
Si habría una sola palabra para un sinónimo de valentía, astucia e intrepidez, esa palabra seria “Gregorioalbarracin”, extraordinario y gran tacneño, nacido en las chacras de la campiña, creció como los antiguos, bien alimentado, con frutos del valle, vino tinto y charquicán. El apellido Albarracín es de ascendencia española, de hecho, hay un pueblo en la provincia de Teruel, comunidad autónoma de Aragón en España que se lleva este apellido como nombre, y como casi todas las palabras que empiezan con “Al”, son de raíces árabes; y Lanchipa, su apellido materno, nativo desde los tiempos inmemorables de los pagos o ayllus tacneños. Los historiadores dicen que fue hábil jinete, y mencionan sus “correrías a caballo por las pampas que se apegan al cerro Arunta.”
Las Vilcas desde el Cerro Arunta
La familia del Centauro de las Vilcas, no solo se dedicaba a la agricultura y ganadería, también fueron sagaces comerciantes y arrieros que recorrían continuamente Arica, Tacna y La Paz. Uno de los aspectos de nuestro héroe con los que me identifico, es que recorría constantemente la geografía tacneña y más allá... desde el desierto o el mar, pasando por los valles, andenes y altiplano, era prácticamente un gran conocedor de las rutas arrieras y los caminos prehispánicos.
Gregorio Albarracín Lanchipa, también participó en temas políticos de la época, aquellos años marcados por los militarismos, donde la posición estratégica de Tacna en la Confederación Peruano Boliviana, hizo que surgieran ideales y doctrinas. Muchos piensan que el Centauro de Las Vilcas solo tuvo protagonismo en la Guerra del Pacífico, pero no fue así. Participó en la Guerra Perú – Bolivia, donde obtuvo el grado de Alférez de Caballería y derrotó a los bolivianos en las guerrillas de Sama en 1841.
 
También tomó parte en diversas batallas (Intiorko en 1842, San Agustín de Pachía, San Antonio de Moquegua y Poconchile en 1843, Batalla de Carmen Alto en Arequipa en 1844, Batallas de Locumba y Arica 1854 y de la Palmas en Lima en 1855) en las Guerras Civiles durante 20 años (1842 – 1862) y luego de regresar brevemente a sus labores agrícolas, retorna a los campos de batalla durante la Guerra con España y participa en 1866 en el Combate del 2 de Mayo, obteniendo el grado de Coronel Graduado. Es nombrado Subprefecto de Arica (1870 – 1872). Posteriormente, durante el Periodo Civilista, por temas políticos, se oculta en Tarapacá y organiza una guerrilla en Tacna contra el prefecto Zapata.
Tres años antes del inicio de la Guerra del Pacífico, durante el gobierno de Mariano Ignacio Prado, ocupa un cargo militar el Lima como Coronel y regresa a Tacna al estallar la guerra de 1879. Albarracín tenía 60 años, podría haber optado por estar en su campo de cultivos o cuidando a sus nietos, pero ese espíritu guerrero y el amor a su patria prevalecieron, y como menciona el historiador Luis Guzmán Palomino, “Pareció entonces rejuvenecer y pletórico de patriotismo formó con cincuenta jóvenes tacneños, entre ellos su hijo Rufino, el combativo Escuadrón Tacna, y se puso al servicio del ejército que defendió nuestra frontera sur”.
Luego, a cargo de los "Flanqueadores de Tacna" participó en las campañas de Tarapacá y Tacna, ya las historias de estas batallas son bastante conocidas. Posteriormente se dedicó a hostilizar a las tropas chilenas cuando la oportunidad se presentaba, su habilidad y conocimiento para desplazarse en la geografía andina, tuvo un rol protagónico en la conocida Campaña de la Breña al lado del Mariscal Andrés Avelino Cáceres… cuánto daría por conocer sus diálogos, grandes hombres, grandes héroes y guerrilleros.
Recuerdo que, cuando vivía en Lima, visitaba constantemente la sierra de Canta, Huarochirí y Yauyos y nuestro centauro era bastante recordado en estos lares, por sus ataques sorpresas contra los chilenos asentados en estas zonas. Tanto terror causaba Albarracín al invasor que se comisionaron comandantes y tropas exclusivamente para aniquilarlo. En Lima, durante el conflicto, las historias guerrilleras de Gregorio Albarracín se esparcían avivando los ánimos de combate y resistencia.
Citando a Lizardo Montero en 1881: “El valiente Albarracín en Chicla, San Bartolomé y Cuevas, pone en vergonzosa fuga a gran número de chilenos, arrebatándole mucha parte del botín de que se habían adueñado en Pasco”. En noviembre de 1881, atravesando Huancayo y Huamanga, Albarracín y su columna guerrillera decide dejar las breñas serranas de Lima y continuar la heroica resistencia en Tacna. Las diferencias con los seguidores de Piérola, fueron decisivas para que retornase al sur.
Continuó siendo el terror de los chilenos, así como las emboscadas y ataques de guerrilla contra el ejército invasor, ellos hicieron de todo para conseguir datos de los desplazamientos del centauro, lamentablemente siempre hay un miserable traidor.
Calle del olvidado pueblo de Tala (Chucatamani)
Después de establecer su cuartel en Tala (Chucatamani – Tarata) y haber realizado diversos ataques e incursiones nocturnas a campamentos chilenos, el guerrillero tacneño es emboscado por el capitán chileno Matta y sus 25 soldados el 2 de octubre de 1882, Albarracín y sus 11 guerrilleros son atacados y allí sucede el siguiente diálogo:
“(Matta) ¡Ríndase coronel Albarracín!
(Albarracín) ¡Un coronel peruano no se rinde jamás…!
En la emboscada de Saucini mueren 9 peruanos entre ellos Rufino Albarracín y Gregorio Albarracín
Consumada la acción de los cadáveres del coronel Albarracín y de su hijo Rufino, fueron conducidos a la plaza del pueblito de Chucatamani, encargando a los afligidos vecinos que los enterraran, el coronel lucía una enorme herida de sable en la cabeza y varias de bala. Sus restos fueron velados y sepultados en Chucatamani, luego en Tarata y después en Tacna en agosto 1884. En julio de 1908, los restos de Gregorio y Rufino Albarracín fueron enviados a Lima donde se encuentran sepultados en el Panteón de los Héroes.
El periódico "El Tacora" de fecha 23 de julio de 1908 con motivo de la traslación de los restos para su sepultación en la cripta de los Héroes decía: "Después se trasladaron los restos del coronel Albarracín, cuyo acto presenciaron algunas familias de Tacna.
El ataúd en que se hallaban los despojos del coronel solo tenían las iniciales R.A. que corresponden al nombre de su hijo el teniente Rufino muerto también en Tarata a la vez que su padre, por las fuerzas invasoras...
Como no hubiera sino aquellas dos letras sobre el ataúd hubo dudas respecto a si estarían también los restos del coronel Albarracín. Se procedió entonces a abrir la caja mortuoria. En la segunda tapa de zinc aparecieron las iniciales G.A. y R.A. y al ser retirada esta tapa quedaron al descubierto dos cadáveres abrazados. Eran los de Gregorio y Rufino Albarracín, padre e hijo dormían juntos y estrechamente unidos el sueño eterno de la muerte después de haber rendido la existencia el uno al lado del otro peleando bravamente por la patria... El espectáculo era imponente.
Todos contemplaban con respetuoso recogimiento esos blancos despojos entrelazados en un último abrazo de afecto dentro de la tumba. Antes de separarlos era preciso identificar los cadáveres. El director del cementerio, señor Zapata que presenciaba el acto de la traslación y que sabía que el coronel Gregorio Albarracín había muerto de dos golpes de sable dados en la cabeza hizo examinar los cráneos y se encontró uno de ellos perforado. Entonces fue fácil distinguir unos restos de otros y separarlos..."
Lamentablemente existe mucha desinformación sobre nuestros héroes y sobre todo no se conocen las hazañas y vida del Centauro de las Vilcas; sin desmerecer a Bolognesi o Grau; quien debería estar bajo ese arco en el Paseo Cívico de Tacna es la estatua de Gregorio Albarracín Lanchipa, no soy partidario de los monumentos a héroes, porque considero que mientras más nos alejemos del recuerdo de la guerra, el país progresa más, pero en este caso, es inevitable sentirse capturado por la historia de este noble peruano.
Que su valentía, conocimiento, nobleza y astucia, sea motivo de ejemplo para nuestra juventud que está perdiendo algo importante que se llama peruanidad. Sin caer en chauvinismo, y siendo consiente que hoy se respiran aires de integración, no podemos olvidar la sangre derramada ni el nombre de Gregorio Albarracín Lanchipa. Sorprendente personaje y sobre el que queda mucho por investigar, porque conocer la historia, nos ayuda a mirar de manera distinta el futuro.

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